TEXTO DE LA RUEDA DE PRENSA
Quiero hablarles hoy de ese hecho gravísimo y sin precedentes en la historia reciente de nuestra Comunidad Autónoma, que es el cierre del Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de Parayas, es decir, del único hospital psiquiátrico público de la Región.
Un hecho que, también, desde el Partido Popular "se estaba viendo venir" y que el Gobierno se vio forzado a destapar ante la opinión pública el pasado lunes fruto de nuestra interpelación.
Una decisión incomprensible, que ha generado una honda preocupación social; que ha sido respondida desde el total desacuerdo por los profesionales del Centro y la rotunda oposición de las distintas organizaciones sindicales y que exige la contundente respuesta de toda la sociedad, y muy especialmente, de quienes tenemos encomendada la representación y la defensa del interés general.
Porque constata, no solo, la decadencia de la salud mental en manos de este Gobierno y la nula sensibilidad y consideraciónque le merecen los enfermos mentales y sus familias, sino también la verdadera cara de una política sanitaria que, "a pesar de apellidarse progresista", se viene caracterizando por el desmantelamiento de lo público, que es patrimonio de todos.
En el Partido Popular sabemos bien que esta decisión no tiene nada de improvisada, de inconsciente o repentina. "Ha sido el remate final a una estrategia laboriosamente diseñada en el tiempo y acreditada por hechos propios de este Gobierno".
¿Qué fue lo primero que hizo el actual Gobierno por Parayas? Pues, paralizar el proceso de modernización y transformación iniciado por el Gobierno del Partido Popular. Un proceso de reconversión diseñado y que se puede leer en nuestro Plan de Salud Mental del año 98 y que se tradujo en importantes mejoras e inversiones que la llegada de este Gobierno frenó en seco. Y mucho más.. Porque este Gobierno le ha negado a Parayas integración e inversión durante los últimos siete años.
Ausencia de integración en el SCS que ha generado fragmentación y descoordinación asistencial, y ausencia de inversión que ha agravado su estado y su deterioro. Porque efectivamente, detrás de ese deterioro que hoy se invoca en favor del cierre, hay unas causas y, también, un único responsable. Único responsable que no es otro que este Gobierno.
Socialistas y regionalistas llevan años reconociendo sin rubor alguno las graves carencias del centro en este Parlamento, como sin rubor alguno, han estado votando en contra- año tras año- de las sucesivas propuestas del Grupo Popular para iniciar su urgente remodelación y destinar la financiación suficiente para acometerla en sus presupuestos. Y en idéntico sentido, este Gobierno le ha negado a Parayas gestión eficiente, actividad asistencial y hasta pacientes.
Recortando progresivamente el número de ingresos, estancias y pacientes- hasta el extremo de cerrar una unidad de 28 camas en diciembre-; y despilfarrando los recursos de todos los cántabros, que estamos sosteniendo un centro público que el Gobierno premeditadamente vacía para concertar estancias psiquiátricas en un centro privado - que también pagamos todos- , por importe de casi 5 millones de euros.
Yo creo que es necesario y absolutamente obligado que el Gobierno "recupere la razón y rectifique", como creo que los demás estamos obligados a hacerle rectificar. Porque deshaciéndose de este hospital, va a cometer un gravísimo error para nuestro sistema sanitario público; un error de fatales consecuencias además, para las miles de personas afectadas por un trastorno mental grave en Cantabria y para sus familias.
Y el Gobierno lo sabe. Como sabe que "está totalmente sólo en esto" y que sus razones no se sostienen. Porque argumentar esta decisión -como pretende el Consejero- en el interés, el bienestar y necesidades de los pacientes es tanto como "reconocerse un perfecto ignorante" de la realidad de estos enfermos y sus familiares, de una situación plagada de déficits en Cantabria y de la labor que este Centro estaría llamado a desempeñar.
Y es que no deja de ser llamativo, que quienes se llenan la boca con la normalización asistencial y la plena integración y equiparación de los enfermos mentales, sean quienes les niegan hoy, un derecho de todo paciente. El derecho a su rehabilitación. A un tratamiento rehabilitador, en este caso, mucho más esencial si cabe.
Y porque es precisamente el impulso de esa reforma psiquiátrica que les inspira, la que nos exige dotarnos de soluciones intermedias o a medio camino entre encamar a un enfermo mental en un hospital de crónicos y mandarle a casa con su familia- si es joven- o a una residencia para dependientes si no lo es tanto, como propone este Gobierno. Y el centro de rehabilitación psiquiátrica de Parayas, lo es. Es hoy ese único recurso para muchos pacientes crónicos que allí reciben tratamiento, cuidados y rehabilitación y puede serlo mucho más aún en el futuro, evolucionando también hacia estructuras de corte externo.
Porque si algo caracteriza a Parayas es su ubicación y su entorno privilegiado, es su accesibilidad, y es también su versatilidad y posibilidades para adaptarse a la modernidad, a los estándares de máxima calidad y las crecientes necesidades de las personas afectadas por trastornos mentales graves.
El Gobierno se ha instalado en el NO, predicando en solitario el carácter irrecuperable de este centro y su imposible remodelación. Y yo me pregunto ¿en base a qué? ¿Quién lo dice...?
Desde luego no pensaron ni suscribieron eso los numerosos expertos, los profesionales, y los colectivos de usuarios de los servicios de salud mental y sus familiares que participaron en el único documento de planificación existente y elaborado bajo consenso en Cantabria, que fue el Plan de Salud Mental del año 98; como tampoco lo suscribió el Consejo Asesor de Salud Mental cuando lo informó favorablemente. Todos apostaron por su renovación y progresiva modernización como apostaron por su papel capital en el programa de rehabilitación.
"Esto es una cuestión de prioridades y de voluntad política. Y lo único que tiene que hacer el Gobierno es querer." Después de cuanto les he expuesto, es fácil deducir el contenido de esa moción que, a iniciativa del Grupo Popular, debatiremos el próximo lunes en el Parlamento. Una propuesta que pretende sumar el apoyo de todos los G.P y que busca un pronunciamiento unánime del Parlamento que respalde y garantice un futuro al Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de Parayas que hoy parece no tener.
En ella instamos al Gobierno en primer lugar, a cumplir tanto con la LOSCAN como con sus reiterados y defraudados compromisos. Es decir, a iniciar con carácter inmediato los trámites y el procedimiento para la integración del Centro y su personal en el Servicio Cántabro de Salud. Un proceso que, como no puede ser de otra manera, deberá desarrollarse bajo el instrumento del diálogo y el principio de la negociación.
Y en segundo lugar, a la inmediata puesta en marcha de cuantas actuaciones sean necesarias para la potenciación y modernización de este centro público asistencial, iniciando un proceso de transformación en su actividad, funcionamiento y estructura, que permita dar respuesta a las necesidades de los enfermos afectados por trastorno mental grave y su rehabilitación.
Cómo ustedes podrán comprobar, nos hemos esforzado por dar a nuestra propuesta una redacción muy cuidada y de mínimos para favorecer ese consenso al que socialistas y regionalistas no son nada proclives; una propuesta que no impone al Gobierno ningún proyecto asistencial concreto, ni pretende obligarle a dar continuidad a aquél iniciado por el Partido Popular, pero que si deja muy claro su objetivo ineludible:
Primero. Garantizar la supervivencia del Centro de Rehabilitación Psiquiátrica de Parayas desde su plena integración en la red asistencial pública cántabra.
Segundo. Potenciar su funcionamiento y modernización, iniciando un proceso de transformación interna y externa. Porque eso es lo que el Gobierno está obligado a hacer, porque esta es la forma de saldar una de las muchas deudas pendientes que tenemos con la salud mental, y porque los cántabros no podemos dejar que este Gobierno nos arrebate un hospital.
Ahora solo cabe esperar un acto de coherencia, voluntad y responsabilidad política en beneficio de la salud mental de nuestra CCAA.