Pero lo más llamativo ha sido su justificación del porqué los cántabros no pueden conocer el día ni la hora de la reunión en que, se supone, va a hablarse sobre una cuestión tan importante como es el AVE. La razón no es otra que se trata de una reunión privada de la que no se van a enterar ni en su casa.
Revilla, presidente de Cantabria, al que por cierto los cántabros pagan el sueldo, va a mantener una reunión PRIVADA con el presidente de España, al que por cierto los cántabros pagan el sueldo, para tratar de un asunto del máximo interés PUBLICO, ya no sólo para los cántabros sino también para los castellano-leoneses. ¡Toma ya!
A los ciudadanos de esta tierra seguramente les importe un bledo que en casa del señor Revilla se enteren o no se enteren de cuándo va a reunirse con Zapatero. Allá él y las cosas de su casa. Pero los cántabros tienen derecho a saber el día, la hora, el lugar y si esa reunión va a celebrarse de verdad, porque tal y como ha sido anunciada da pie a sospechar que ese encuentro tiene visos de que no va a producirse jamás. Es más, da lugar a sospechar que Zapatero ni siquiera le ha llamado.
A estas alturas de curso, todo el mundo sabe que si algo caracteriza al señor presidente es su verborrea fácil y hasta algo imprudente. Por consiguiente, que diría Felipe con acento andaluz, no deja de resultar sospechoso que mantenga un silencio tan férreo, tan de rehén obligado a decir lo justo, un silencio que clama al cielo. Este no es mi Revilla que me lo han cambiao. Con lo que él se crece cuando le hacen caso figuras de primer nivel y teniendo en cuenta que ha puesto su/el futuro político en manos de esa llamada, lo normal, de haberse producido, es que estuviera tirando cohetes y proclamando a los cuatro vientos que tal día, a tal hora y en ese sitio se iba a producir la tan ansiada reunión con Zapatero.
Si Revilla no puede decir ni el día ni la hora ni el lugar, por razones que escapan a cualquier entendimiento y, lo que es más, al compromiso y responsabilidad que un gobernante político adquiere con sus gobernados, lo más lógico es que se hubiera reservado y tampoco hiciera referencia alguna a la supuesta llamada de Zapatero. Eso sería lo lógico. Pero en el universo de nuestro presidente la lógica no existe y parece que el sentido común hace tiempo que salió corriendo.
Tonterías las justas y el presidente de Cantabria hace tiempo que agotó el cupo de tonterías que todo ser humano tiene asignado por ser humano.