Partido Popular en Cantabria

Esta tarde he querido comparecer ante ustedes acompañada por los miembros de mi Comité Ejecutivo para hacer una valoración de la sentencia que pone fin al procedimiento que pretendía la nulidad del XII Congreso del Partido Popular. Un procedimiento en el que el demandado era el Partido Popular, en el que se cuestionaba la legitimidad de la presidenta y de la dirección regional, y en el que se trataba de dilucidar si el Partido Popular había hecho bien las cosas. Es decir, si nuestro Congreso Regional había discurrido con sujeción a la legalidad y a nuestra normativa interna, si se habían respetado los derechos y garantías de los afiliados y si la Comisión Organizadora había actuado con imparcialidad y corrección.

Me lo han escuchado decir muchas veces a lo largo de este tiempo. Conozco a mi partido, conozco a las personas que lo conforman y sé cómo trabajan y como hacen las cosas antes y ahora, razón por la que siempre confié y respaldé su actuación a lo largo de este proceso. Lo saben ustedes porque lo han vivido muy de cerca. Los últimos 15 meses han sido muy injustos y muy duros para el Partido Popular. Hemos sufrido un acoso personal, político y judicial sin precedentes, denuncias ante todas las instancias y en todos los ámbitos, una querella criminal y el cuestionamiento y desprestigio público. Ha sido mucho el daño que se ha intentado causar y se ha hecho al Partido Popular por parte de aquella minoría que se negó a aceptar el resultado de un proceso y un congreso democrático.

Reconozco y respeto el derecho de cualquier persona y de cualquier afiliado a acudir a los tribunales si cree que algo no se ajusta a la legalidad, pero quien acude a la justicia debe confiar en la justicia y debe respetar y acatar sus pronunciamientos porque, precisamente en eso, consiste la democracia. Primero hablaron los militantes y ahora lo han hecho, lo han vuelto a hacer, los tribunales de justicia. En democracia, los resultados de las urnas se respetan y el pronunciamiento de los jueces también y la justicia ha hablado con una claridad y una consistencia extraordinaria para decir que el Partido Popular ha ganado. Estamos ante una sentencia extraordinariamente bien fundada, una sentencia que entra en el fondo de todas y cada una de las cuestiones que se planteaban y una sentencia que hace justicia, que nos reconforta.

Una resolución judicial demoledora, que desmonta una a una todas las denuncias de irregularidades, las acusaciones infundadas e, incluso, las calumnias de las que el Partido Popular ha sido objeto. Concluye, en sus hechos probados, que la Comisión Organizadora ejerció de árbitro ejemplar, que el procedimiento fue impecable, que no se vulneraron los derechos de nadie, que los afiliados votaron libremente, que a nadie se le impidió votar y que nadie votó sin tener derecho a hacerlo. Que el pago por tercero es lícito, regular y habitual y que, por tanto, los ingresos de las cuotas fueron legales. Que quienes los hicieron tenían derecho a hacerlos, que estaban capacitados. Y, muy importante, que las dos candidaturas competimos con las mismas reglas y utilizando los mismos procedimientos. 

Una sentencia que no deja el menor resquicio jurídico y no contiene el menor reproche ético o moral hacia nuestra actuación, porque concluye que el Congreso del Partido Popular de Cantabria fue legal, moral y limpio y que, por tanto, su presidenta, su comité ejecutivo y todos sus actos son legítimos. A ahora ya nadie puede decir otra cosa.

Es más, si hay alguna reprobación de carácter ético o moral no es hacia el Partido Popular, sino hacia los demandantes que, a juicio de la juzgadora, combaten judicialmente las mismas prácticas que ellos han realizado. Esto en derecho se llama ir contra los actos propios y en la vida hipocresía.
Me siento completamente legitimada para liderar junto a mis compañeros del Comité Ejecutivo la nueva etapa en el Partido Popular.

Nos sentimos legitimados y estamos legitimados porque los afiliados nos eligieron libremente, de manera limpia, sin atajos. Y no tiene sentido seguir cuestionando lo que ya han resuelto los tribunales. Es más, nadie de buena fe puede seguir haciéndolo. Quienes no aceptaron el resultado democrático del Congreso y decidieron emprender una campaña de acoso contra la nueva dirección no tienen ya ningún motivo ni justificación para seguir haciendo daño al Partido Popular. Soy una persona persistente y de convicciones y no voy a abandonar el camino de la responsabilidad y la generosidad que emprendimos hace algo más de un año. 

No lo voy a hacer, primero, porque ha dado resultado y, segundo, porque nos ha hecho y nos hará más fuertes. Hoy pasamos página. Punto y final. Ahora, todos a mirar hacia adelante, sin cuentas pendientes. Tenemos muy claras cuáles son nuestras responsabilidades y nuestras obligaciones como partido mayoritario en Cantabria y más claro aún que no podemos ni vamos a defraudarlas. Cantabria y España nos necesitan más que nunca y el Partido Popular tiene que estar a la altura. Es una tarea enorme a la que ya nos tenemos que dedicar por completo. 

Todos a remar, todos en la misma dirección. En este barco cabemos todos, todos los que queramos trabajar por Cantabria desde el proyecto del Partido Popular. El que esté dispuesto a remar estará a bordo porque este es su barco, este es su partido. El que quiera trabajar aquí tiene su casa y a su presidenta. Lo he dicho desde el primer minuto y lo vuelvo a repetir hoy: mi puerta está abierta y mi mano está tendida para todo el que quiera estrecharla. Quiero a todos aquí, quiero aglutinar, quiero sumar, quiero seguir creciendo. Este es mi ofrecimiento sincero. Tan sincero como el del primer día.