Partido Popular en Cantabria

La presidenta del PP, María José Sáenz de Buruaga, ha afirmado hoy que si el consejero Francisco Mañanes no puede hacer más por evitar la huelga en Educación tiene que marcharse a su casa y se ha preguntado dónde está el presidente Revilla porque su responsabilidad es garantizar un normal inicio del curso escolar y devolver la paz social a la educación en Cantabria.

Buruaga ha hablado hoy del arranque del curso escolar y ha vaticinado que va a ser desastroso ante el espectáculo lamentable de un Gobierno que ha batido todo un récord, porque, por primera vez en la historia de la comunidad, se va a iniciar con los profesores en huelga, los docentes y las familias enfrentadas y los sindicatos y la Consejería de Educación en guerra.

Y se ha preguntado dónde está el presidente ante un conflicto social sin precedentes en la educación de Cantabria, porque un Gobierno está para lo importante, esto es importante y Revilla no está”.

Según Buruaga, el presidente se mostró condescendiente con los sindicatos y dijo que mediaría para resolver el conflicto y evitar la huelga para después no hacer nada.

“Dice a todo el mundo lo que quiere escuchar, pero no decide nada, no hace nada y no arregla nada”, ha apostillado. “Su actuación en este asunto se ha limitado a decir que el PRC quiere gestionar la educación en el futuro, todo para hacer creer que este lio no tiene nada que ver con él y escurrir otra vez el bulto”, ha dicho Buruaga, quien le ha preguntado por qué se lo permite y porque no le cesa si no está de acuerdo con lo que hace el consejero de Educación.

Además, se ha preguntado donde está Mañanes, porque no ha movido un dedo para reconducir la situación y a día de hoy no se conoce un solo movimiento ni una sola acción para evitar una huelga inminente y devolver la estabilidad al sistema educativo.

“El consejero dice que ha hecho todo lo que ha podido. Si de verdad ha hecho todo lo que ha podido y no puede hacer más, lo que tiene que hacer es marcharse a su casa, porque esto no puede continuar así”, ha advertido.

Según Buruaga, su responsabilidad, la suya y la del presidente, es garantizar un normal inicio del curso escolar y devolver la paz social a la educación.

La presidenta del PP ha advertido de que el conflicto social sin precedentes que vive la educación en Cantabria lo ha generado y alimentado la propia Consejería y su gestión errónea del calendario escolar, porque ha pretendido manejar un asunto de enorme trascendencia para docentes, alumnos y familias con improvisación, sin un diálogo real y dejándose llevar en cada momento por el cálculo electoral.

Ahí está, según Buruaga, el origen del problema, que en la etapa de Ramón Ruiz al frente de la Consejería buscó la paz social con los sindicatos a costa de usar la educación y a las familias como cobayas, implantando un calendario por bimestres sin medir las consecuencias, y ahora, con Francisco Fernández Mañanes al frente, busca el rédito electoral con las familias enfrentándolas con los docentes.

“El uno, nos quiso dar lecciones de innovador y el otro, que venía a poner en evidencia a su predecesor, lo ha puesto aún peor, pretendiendo la cuadratura del círculo, porque ha pretendido contentar a todos sin decidir nada y ha conseguido el efecto contrario: todos engañados, todos descontentos y la estabilidad del sistema educativo rota, porque ha saltado por los aires”, ha añadido.

Para Buruaga, está claro que todo ha sido un error monumental fruto de la irresponsabilidad no sólo de los consejeros del ramo ni de la mitad socialista del Gobierno sino del Gobierno de Revilla, del Gobierno de Cantabria, porque el conflicto que vive hoy la educación en Cantabria es consecuencia de la decisión irresponsable que se tomó en el curso 2016/2017, cambiando porque sí y por sorpresa el modelo de calendario sin hacer algo tan básico como calibrar la legalidad de la actuación.

La presidenta del PP ha dicho que el Gobierno es tan incapaz que no solo es incapaz de gestionar el inicio del curso escolar con normalidad, sino que además ha generado un grave clima de enfrentamiento en la comunidad educativa, incertidumbre en las familias, un descrédito inmerecido de los docentes y un deterioro de la imagen del sistema del que costará recuperarse.

Y lo peor, ha concluido, es que el conflicto permanece enquistado y el Gobierno no hace nada para solucionarlo, cuando, en su opinión, hay margen para reconducir la situación.